Instituto Privado Tucumán F.7

80 años de historia, inclusión y compromiso cooperativo

Corría 1945, y en una ciudad que veía cerrar las puertas del primer colegio privado laico, un grupo de soñadores se atrevía a abrir otras. Lo hicieron en nombre de la educación, pero también en nombre de la igualdad y la cooperación. Así nació el Instituto Privado Tucumán, sobre los cimientos del antiguo Instituto Alberdi, en una casona de aljibe y columnas que sería testigo de una revolución silenciosa: la de una escuela para todos. Sin distinción de credo, clase o condición, sus aulas se poblaron de diversidad y esperanza.

Fue una empresa audaz, inédita, donde la pedagogía no solo transmitía saberes, sino que cultivaba valores. Los lazos entre docentes y alumnos se tejieron en la solidaridad, el respeto mutuo y la responsabilidad compartida: los pilares de una educación verdaderamente cooperativa. Con el tiempo, el edificio se transformó, pero el espíritu fundacional —inclusivo, humano, profundamente democrático— siguió intacto.

Hoy seguimos fieles a aquella idea fundacional: una escuela donde cada estudiante encuentre su lugar, y donde educar sea un acto colectivo de transformación y esperanza.